Cada clic cuenta.

Internet no está en una nube. Ocupa espacio, y consume mucha energía. En 2021, ya se estima a Internet responsable del 2% de las emisiones de co2 totales en el mundo, igualando a la industria de la aviación comercial.

Al mismo tiempo, Internet permite un sinfín de actividades que no se podían imaginar unas décadas atrás. Su indiscutible valor justifica su conservación, pero es importante no dejar de reflexionar acerca de su uso, su construcción y su diseño.

¿Podemos hacerlo mejor?